Está claro que todavía queda bastante para la Navidad, pero al parecer ésta quiere llegar pronto. Se aparece en todos lados hacia dónde vas: centros comerciales ya decorados según el motivo e incluso calles y árboles ya adornados con luces y figuras aludiendo a la fecha.
Hay quienes se toman este tema en serio y ya han sacado de la bodega el arbolito de navidad y todo cuanto tengan para adornar sus hogares, comienzan a planear cenas, panoramas e invitados. Y hay otros que se motivan de sobremanera con la compra de regalos, adelantándose más de un mes al evento.
Sin embargo, pese a lo extraña que parezca esta conducta, tiene varias cosas a favor que deberían considerarse y hasta, tal vez, podría adoptarse.
Una semana o unos días antes de Navidad todo es una completa locura. Las calles están llenas de gente que, vaya hacia donde vaya, lo hace apurada. Las tiendas, vendan lo que vendan, están repletas y el calor se torna bastante insoportable. A todo esto, hay que sumar que en la fecha los precios no son los mejores y, a veces, ya no queda nada de nada.
En cambio, si te organizas y sales cuando a nadie se le ha ocurrido aún hacer las compras navideñas, no te toparás con esos montones de personas, no te estrellarán en la calle, conseguirás que algún vendedor te atienda, puedes tomarte una bebida para el calor y encontrarás mejores ofertas y disponibilidad de productos.
Otro asunto que deberías considerar es que, si planeas bien las cosas, tal vez te alcanza el tiempo hasta para aplicar la idea de “hágalo usted mismo” y fabricar manualmente los obsequios para tus seres y amigos más queridos.
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